—Los Dragones son superiores a todas las demás razas en este mundo —dijo Aditya—. Los Dragones se sitúan en lo más alto de la cadena alimenticia. Cada Dragón es una central de energía. Cada Dragón en este mundo es ridículamente fuerte. Cada Dragón nace con un orgullo y arrogancia inmensos. Los Dragones preferirían morir antes que bajar la cabeza y convertirse en esclavos.
Como Monarca de Dragones, el orgullo de Aditya no tenía límites. Aditya jamás bajaría su cabeza ante ningún ser. Aunque era una criatura orgullosa, no dejaba que su orgullo cegara sus ojos. Nunca permitió que su orgullo afectara su juicio y sus acciones. Pero esto no era cierto para todos los Dragones.
—Los Dragones de Éter estaban cegados por su orgullo —continuó—. A pesar de ser hijos de su líder, Leo, y su hermana, ninguno de ellos pudo heredar el Linaje de Dragón de Éter. Para el resto de los Dragones de Éter, esto era su mayor fuente de vergüenza.