—Adam, parece que te has puesto más feo —la primera palabra que salió de la boca del Duque Campbell fueron las palabras burlonas a las que Adam ya estaba acostumbrado.
—Hombre anciano, parece que has perdido algunos de tus dientes. ¿Estás seguro de que no quieres recostarte en la cama y anunciar tu retiro? —Adam no entendía por qué este hombre anciano insistía en trabajar como el Duque cuando su hijo era uno de los genios más destacados y superiores del continente. Adam sentía que el hombre anciano simplemente debería retirarse y pasar las cosas a la próxima generación.
—¡Hmph! Este hombre anciano todavía tiene más fuerza que tú. Puedo manejar a múltiples mujeres al mismo tiempo, cosa que tú nunca podrías hacer —el hombre anciano lo burló de vuelta sabiendo bien que ese era el punto más débil de Adam. Desde que Adam amaba a Sophie, se dedicó a una sola mujer.