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—¿Qué ocurrió? —preguntó Jeewok, confundido, después de que Kaizen hubiera extinguido la bola de fuego—. ¿Por qué desactivaste tu habilidad?
—Sin hacer caso a la pregunta del joven espadachín, Kaizen miró a Korgrak y preguntó:
—¿Cómo y por qué hay un humano aquí?
—El líder de los Dragones de Metal parecía tan sorprendido como Kaizen, quien tenía los ojos muy abiertos. Ambos estaban seguros de que nadie podría haberlos seguido hasta la entrada del Jardín Secreto, y también estaban seguros de que el lugar estaba cerrado hasta que lo abrieron. Además, incluso si alguien hubiera obtenido otro Orbe Pacificador matando a otro Druida Centauro, eso aún no explicaría cómo había una persona en la mazmorra que encontraron después de matar a cientos de monstruos. Si fuera un jugador, ese jugador habría sido muy afortunado de haber evitado a todos los monstruos en la entrada, o demasiado desafortunado de haber cruzado el camino de Korgrak y Kaizen al mismo tiempo.
