—Cuando dije que estaba buscando un espacio privado para hablar contigo, no me refería a tu dormitorio —dijo Rudra mientras suspiraba de exasperación.
Incluso siendo el gobernante cósmico, si había un misterio que jamás podría descifrar del todo, eran las mujeres y cómo funcionaba su mente.
Había invadido claramente su territorio, estaba a punto de extorsionarla para quitarle su posesión más preciada, aun así, la mujer lo invitaba a su dormitorio y actuaba toda coqueta.
No era que Rudra no estuviera consciente de que estaba siendo grosero con Beniogre, sin embargo, no esperaba que comportarse groseramente con ella la haría actuar como una perra en celo.
Ahora se encontraba en una situación imposible que no sabía cómo manejar.
Beniogre claramente tenía planes de seducirlo, sin embargo, él quería hablar sobre la semilla de la vida.