Odín había reinado supremo en el universo antes de que se estableciera la reina y su único propósito en la vida dentro del universo era nutrir a guerreros que pudieran convertirse en celestiales y desafiar a su maestro a un combate.
Cada celestial tenía el derecho de nombrar a UN nigromante como su representante en el universo y la tarea de estos nigromantes era ser los brazos y piernas de su maestro y cumplir sus deseos en el universo.
Para el guerrero perfecto, este individuo era Odín y la única instrucción que le había dado Odín era encontrar y nutrir talentos que pudieran algún día derrotarlo.
Fue por esta única razón que Odín reencarnó varias almas y las guió para convertirse en potencias desde las sombras, mientras esperaba desesperadamente que algún día, alguien entre ellos pudiera convertirse en un guerrero supremo y darle a su VERDADERO maestro una lucha que tanto anhelaba.