Max caminó hacia la oficina de Regus en Ixtal con una sonrisa de suficiencia en su rostro.
La guerra había cambiado todo.
Antes de la guerra, con la mayor amenaza de la facción oscura siempre al acecho, nunca osarían los monarcas de la facción de la luz pelearse internamente, pero esa situación ahora había cambiado.
La política de la facción de la luz se había vuelto más prominente y Regus Aurelio claramente no era popular.
Si hubiera elegido aliarse con Max en lugar de hacer de él un enemigo, podría haber disfrutado de un apoyo mayoritario en el consejo y asegurado fácilmente beneficios para su Monarquía, pero su decisión de encarcelar a Max le había costado caro.
Como Rey, no tenía que rendir cuentas a nadie, lo que significaba que nadie se enteraría de que la Sociedad Vampírica perdía beneficios porque su Rey era un imbécil, pero seguro que a Regus le escocería cada vez que estuviera solo con sus pensamientos.
