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—Si Max sintió un dolor paralizante al ver la cabeza decapitada de Kremeth y comenzó a temblar, Sebastián se comportó como si fuera el fin del mundo para él.
—En el momento en que Max le mostró la cabeza e intentó abrazarlo, Sebastián lo apartó antes de murmurar constantemente —No… no… no— como si no quisiera admitir que esto era real.
—Un constante flujo de lágrimas caía de sus ojos mientras comenzaba a golpear violentamente el suelo con sus puños, y su fuerza sin filtrar causaba que toda la colina temblara.
—¡NOOOOOO, MAESTRO KR-, NO, MAX- NO!
—Sebastián no estaba listo para creer que su querido maestro pudiera morir, mientras toda su vida pasaba ante sus ojos y encontraba que el mundo a su alrededor giraba.
—Mientras que para Max, Kremeth era un amado maestro y una figura paterna, para Sebastián era mucho más.