—El clan Bloodfall había estallado en un frenesí de euforia —comentó el narrador—. Una palpable ola de victoria envolvió a cada guerrero, el sabor del triunfo aún fresco en sus lenguas.
—Las mesas, repletas de los mejores vinos y carnes, crujían bajo el peso del indulgencia, la alegre cacofonía de la victoria resonaba por todo el campamento.
—Los clanes, de diferentes grados de antigüedad, estaban atrapados en los estertores de la celebración, contando historias de sus heroicidades con risas estruendosas, imitando golpes de espada y paradas con júbilo ruidoso —narró—. Había algo vigorizante en sus historias, cada anécdota interrumpida por aplausos, silbidos y gritos de aprobación.
—Un soldado recién incorporado, parte de los pocos que quedaban cerca del fuerte como última línea de defensa, estaba cerca de un grupo de veteranos, su mirada llena de asombro y respeto mientras escuchaba sus relatos de valor y coraje —recordó.