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Mientras Thalion luchaba por levantarse y reunir sus sentidos, el otrora pacífico borde del bosque detrás de él bullía con el sonido de pasos marchando y cuerdas de arcos tensándose.
—¡Su legión de Fantasmas Brisaveloz finalmente estaba aquí! La vanguardia ya había cruzado el bosque y el resto venía justo detrás de ellos.
Sin ninguna resistencia de Caída de Sangre para detenerlos aquí, ahora podrían cruzar la llanura entera y el pantano en 40-60 minutos y asaltar el fuerte donde se guardaba el orbe.
—¡Carguen! ¡Aquí no hay enemigos! —Thalion gritó mientras instaba a sus hombres a aprovechar esta oportunidad y correr hacia las tierras enemigas cuando de repente la tierra comenzó a temblar y un nauseabundo olor pútrido llenó el aire.
Thalion escaneó los alrededores y su mirada se posó en Sebastián, quien ahora estaba lejos de su alcance, invocando un ejército de no muertos con un simple movimiento de sus dedos.