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Falken Crepúsculo se mantuvo erguido en la cima de la montaña, sus ojos acerados fijos en la imponente figura de cuatro brazos de Matumba. Con su melena plateada ondeando al viento, el líder del Clan Crepúsculo parecía más un dios de la guerra, irradiando con su mera presencia un aura de invencibilidad.
El duelo había comenzado. Una tensión silenciosa se cernía en el aire mientras los dos dioses se enfrentaban, cada uno midiendo las fortalezas y debilidades del otro.
Mientras tanto, la batalla también rugía entre las filas inferiores, la alta posición ventajosa de la fortaleza de la montaña permitía al Clan Crepúsculo utilizar sus armas largas eficazmente. Con sus jabalinas de largo alcance, atravesaban a los mercenarios que se acercaban como kebabs, manteniéndolos a raya, pero poco a poco y con seguridad, los enemigos los replegaban solo por el número, mientras el Clan Crepúsculo perdía terreno lentamente pero a una velocidad constante.
