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Unos días después de regresar de los campos del trueno, Max se tomó un tiempo para entender el tamaño de su ejército actual y saldar su deuda con Angakok.
La cuestión de devolver al chamán de sangre dios 12 millones de unidades de mana no era una pequeña, y Max tuvo que tirar de varios hilos para adquirir suficientes pociones para completar el procedimiento.
Si había un riesgo que Max no estaba dispuesto a correr jamás en su vida, era ofender a Angakok por asuntos insignificantes como unidades de mana.
En el fondo, ya sabía que no pagar la deuda tendría consecuencias muy malas para él, las cuales consideró que era mejor no explorar.
Afortunadamente, mantenía un gran ejército y era conocido por derrochar generosamente en ellos, lo cual es por qué pudo obtener el gran pedido de pociones de maná de alta calidad sin levantar sospechas de los canales legítimos de vendedores.