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En las 3 horas que Max entrenó dentro del mundo espejo, murió un total de 154 veces contra su propio yo.
En 180 minutos de lucha, murió 154 veces con un promedio de poco más de un minuto por enfrentamiento contra sí mismo, lo cual sería menor si se contara todo el tiempo perdido en reaparecer y su carrera de vuelta hacia su oponente.
La pelea en el mundo espejo fue una experiencia reveladora para Max, ya que se dio cuenta de lo lejos que estaba de ser incluso la mejor versión de sí mismo como luchador, y mucho menos el mejor luchador de nivel 3.
Su enemigo utilizaba el mismo conjunto de movimientos que él, pero la ejecución de esos movimientos por parte del enemigo era muy diferente a la de Max.
Max sintió como si se le abriera un nuevo mundo cuando vio algunos ataques utilizados de maneras que nunca antes había imaginado, sintiendo que tenía mucho que aprender y asimilar después de esta sesión.