—Entonces, ¿por qué estoy aquí escuchando esta historia hoy, tortuga vieja? —preguntó Max, mirando a Kremeth a los ojos mientras la antigua tortuga comenzaba a pisar el suelo levemente mientras intercambiaba miradas entre Rhea y Max.
—En mi vida solo he hecho dos promesas. Una fue a la reina dragón que perdió a su bebé en la guerra, a quien juré que si en el futuro una reina dragón llegaba al paraíso de los dragones para poner su huevo, yo, Kremeth, protegería ese huevo con mi vida. Así que cuando la reina del dragón negro finalmente apareció en el paraíso de los dragones y puso un huevo, siempre estuve allí protegiéndola desde las sombras... —dijo Kremeth mientras miraba a Rhea cuando Max finalmente se dio cuenta de que la persona a su lado era la reina dragón.
—¿Tu-tú eres la monarca del dragón negro, una potencia de nivel 8? —preguntó Max conmocionado mientras Rhea resoplaba, haciendo que dos llamas salieran por su fosa nasal mientras decía: