Un día después, temprano en la mañana, Blake salió de su tienda y estiró los brazos. Miró a los dos hombres que estaban encendiendo una pequeña fogata con ojeras bajo sus ojos con un poco de confusión. —¿No pudieron dormir ustedes dos?
—¿Nos preguntas si no pudimos dormir? ¡Déjame preguntarte esto! ¿En realidad eres un robot? Digo, ¿qué hombre puede seguir durante jodidas siete horas! Mierda, ¿tú siquiera dormiste? ¡Nosotros nos pasamos toda la noche despiertos por los gemidos de las chicas! —Bret era un hombre directo, así que siempre decía las cosas como las pensaba para que todos las oyeran.