Ella apoyó su cabeza en su hombro mientras lo abrazaba fuertemente y se acurrucaba en su abrazo. Rio suspiró y aceptó la realidad.
—¿Cómo fue tu primer día de clases? —le preguntó ella en voz baja.
—No estuvo mal. Tuvimos que luchar contra una rata gigante —él comenzó a contarle sobre su escuela y las clases desde el principio hasta el final.
No ocultó nada sobre Nyla.
—Tengo suerte de tener una amiga como Nyla. La trato de manera brusca y aún así ella nunca se queja —Rio reconoció su culpa delante de su encantadora esposa.
Sin embargo, nuestro querido Rio olvidó la regla que todo hombre debería recordar: nunca elogies a otra chica delante de tu mujer a menos que quieras que el caos te abrace.
—¿La extrañas? —Lia lo sondeó.
—No... pero hoy ella estaba diferente y su hermanastra fue mala con ella —prosiguió contándole sobre el incidente que ocurrió antes de que él llegara aquí.