Mientras Valyr leía la cadena de mensajes que Tryndall le había enviado en respuesta a su pregunta, la sonrisa amarga en su rostro seguía perdurando, preguntándose si debería intentar forzar a Tryndall a que le dijera su posición, sin importar las consecuencias que pudieran surgir al hacer tal cosa.
Afortunadamente, después de terminar de leer todos los mensajes, la idea de forzar a Tryndall a que le contara fue eliminada de su mente, pensando que debería esperar hasta que su amigo le hablara de ello por su propia voluntad. Después de todo, fue por su propia voluntad que decidió contarle a Wells, Arcenne y Tryndall sobre la Herencia de los Cuatro Pilares.