La muerte de la noche envolvía la tierra con un pesado manto de oscuridad, los únicos sonidos el lejano aullido de bestias y el sutil y rítmico desplazamiento de la tierra bajo la cámara subterránea. El aire estaba cargado de tensión y el peso del secreto mientras Lysandra, envuelta en profundas sombras, se presentaba ante un consejo reunido de reyes vasallos, jefes y líderes, cada uno de ellos cubierto con su oscura armadura de batalla, sus ojos fríos y llenos de determinación. Se habían reunido aquí con un único propósito: derribar a Drakar y reclamar su victoria, sin importar el costo.