Se estrellaron contra el suelo, creando un enredo caótico de extremidades.
—¿Qué pasa, Sabina? ¿No puedes manejar el no recibir atención? —sonrió triunfalmente Asher aprovechando la oportunidad, se subió encima de Sabina y la inmovilizó.
—¿Y tú qué vas a hacer al respecto? —Sabina dio una sonrisa maníaca pero provocadora mientras se lamía los colmillos.
—No solo interrumpiste una discusión importante sino que me hiciste perder mi tiempo con Callisa —Asher apretó sus muñecas bajo su agarre hasta que se pusieron rojas mientras decía.
—Fufufu, no sabía que enfadaría tanto a mi hombre. Deberías culparte a ti mismo por descuidar a tu mujer y joder a otra perra débil antes que a ella —dijo Sabina con una risita divertida mientras miraba de reojo su monstruoso miembro de vez en cuando.
Los labios de Asher se curvaron en una sonrisa cruel mientras la asfixiaba y decía:
— Estás muriendo por ser castigada, ¿verdad? Entonces te lo daré… el castigo de mayor grado en tu carne.