—¿Qué... Qué ha pasado? ¿Están… a salvo las personas? —Arturo murmuró débilmente, tratando de levantarse, su voz un susurro ronco que llevaba consigo el peso de su calvario y dolor, su cuerpo aún restaurando rápidamente su estado saludable.
Pero en lugar de centrarse en el dolor, sus ojos estaban ocupados escaneando sus alrededores.
—¿Pero qué demonios estabas pensando? Con algo de suerte y todo, salvaste la ciudad, pero ¿tienes idea de que si hubieras sido incluso un segundo más lento, toda la ciudad habría sido reducida a cenizas, por no hablar de perder tu propia vida? —La voz de Asher era aguda, sintiendo este impulso de regañarlo como para asegurarse de que no lo repetiría.
La cara de Arturo se ensombreció con culpa y vergüenza. Apartó la mirada, su voz apenas por encima de un susurro mientras respondía, —Lo siento... Pensé que podía hacerlo porque ya había completado misiones de Nivel de Catástrofe antes.