—Debo expresar mi profunda decepción ante la vista de tantos asientos vacíos hoy. Parece que la confianza que depositamos en aquellos que considerábamos nuestros aliados no pudo resistir las seductoras ofertas de los draconianos —dijo, su tono medido pero llevando un subyacente agudo y frío de reproche.
—Su Majestad, las ofertas eran demasiado generosas para rechazarlas —comenzó, su voz un profundo retumbo que sonaba disculpador pero resuelto—. O eso creíamos. Pero mi Tribu Gravestone ha comerciado con vuestro reino durante miles de años. Nunca olvidaremos la lealtad y confianza que compartieron nuestros antepasados. Incluso si los draconianos nos ofrecieran una parte de su reino, no nos moveríamos.
—Aprecio tus palabras, Jefe Bolan. Sin el hierro y el acero de tu tribu, nuestras armas no serían tan fuertes como lo son hoy —dijo Rowena con un atisbo de gratitud en sus ojos.