En el tenso silencio del salón, Asher dedujo la importancia de la llave mientras la contemplaba una vez más.
No era solo una herramienta defensiva; tenía que ser algo de mucho mayor poder e importancia.
El intenso interés de Drakar en ella, a pesar de la inmensa fuerza y los recursos de su reino, insinuaba un propósito más profundo. No tendría razón para usar la llave para proteger su reino.
Asher recordó entonces la advertencia de Drakaris de que en manos equivocadas, la llave podría ser un desastre para todo el reino. Esta realización solo afianzó su determinación para protegerla a toda costa.
Alzando la vista para encontrarse con la de Drakar, los ojos de Asher estaban helados con determinación —Mi respuesta a tu propuesta es... Que te jodan —declaró, con una voz casual pero firme.
El salón se sumió en un silencio mortal mientras incluso los bailarines se detenían; antes, nunca se detenían, ni siquiera cuando Draco estaba siendo asesinado.