Asher aún estaba en su forma espiritual, y al ver un osito de peluche ordinario frente a él, se encogió de hombros interiormente y desvió su enfoque hacia él, intentando formar un vínculo.
Justo cuando Asher pensó que sentía que se estaba formando una conexión, de repente sintió un sacudón que le hizo sentir como si su mente hubiera sido arrojada a un remolino —¡Aargh!— Asher sintió un dolor extraño y exquisito que le hizo sentir como si hubiera perdido todos los sentidos por un momento.
Pero sintió que todo volvía a la normalidad después de unos momentos.
—Asher, ¿estás bien? —Duncan preguntó con una mirada preocupada, preguntándose si había exigido demasiado de él, pero se relajó al verlo recuperarse.
—Estoy bien... Estoy bien. Solo me sorprendió, literalmente. ¿Es esto siquiera un objeto ordinario, Maestro? —preguntó Asher, sintiéndose confundido.