—¿Por qué exageras, Raquel? No serás tan ignorante como para hacer una pregunta cuya respuesta ya conoces, ¿verdad? —preguntó Asher al salir del cenador y caminar hacia Raquel, quien de alguna manera había ganado la fuerza para pararse sobre sus pies. Pero todavía era incapaz de usar su maná y había renunciado a escapar.
La expresión de Raquel se volvió pálida mientras su barbilla temblaba. Sus ojos se enrojecieron mientras lo miraba con odio en silencio, —V-Vas a pagar por esto… Aunque nos mates a todos aquí, mi padre te destruirá, de la misma forma en que destruyó al Príncipe Corrupto por sus pecados —dijo escupiendo algo de sangre con una mirada amarga.
La sonrisa de Asher se sofocó mientras su expresión se oscurecía gradualmente. Luego sus labios se arquearon en una sonrisa fría, haciendo que Raquel sintiera escalofríos, preguntándose por qué el aire a su alrededor había cambiado de color drásticamente.