Luego comenzó a crear caminos que no llevaban a ninguna parte más que en círculos. Transformó toda la arena en un laberinto colosal, uno que no solo atraparía a cientos, sino a miles, incluso a cientos de miles, sin encontrar una salida.
Las fuerzas de Ricardo que entraron se encontraron perdidas. Cualquier camino por el que corrían terminaba en nada. Al principio, pensaron que les estaba llevando tanto tiempo llegar hasta ella debido a la gran estructura de esta arena. Pero pronto los más inteligentes y fuertes se dieron cuenta del truco que usaba Lara.
Extendieron sus sentidos, solo para ser bloqueados por la habilidad de la arena. Eso no los detuvo, y comenzaron a memorizar los lugares por los que pasaban, dejando planos espirituales y demás. Al final, se dieron cuenta de que estaban corriendo en círculos, sin llegar a ninguna parte.
—Interesante —murmuró Ricardo cuando recibió las noticias.