—Trato —ella levantó su mano para jugar con su cabello—. Dijiste que no perteneces aquí. Entonces, ¿viniste de otro mundo pequeño? ¿Piensas regresar?
—Voy a hacerlo —él hizo una pausa—, pero tengo que hacer algo antes de ir allá.
—¡No me digas que vas a matar monstruos! —ella parecía seguir apegada a su identidad anterior como un monstruo.
—Voy a matar monstruos y humanos por igual.
—¿Guardas rencor contra ambos? ¡Guau! Estás muy retorcido aquí —señaló a su pecho ligeramente abultado, antes de darse cuenta de los dos bultos que no estaban allí antes. Por alguna razón que no entendía, se sintió avergonzada, un calor extraño que golpeó su cuerpo y enrojeció su rostro.
—Eso es normal —William notó el cambio que luchaba por entender—. Ahora eres humana, y además una dama muy atractiva. Así que... Necesitas entender que ciertas partes de tu cuerpo son bastante... Especiales...