—¡Uf! Esto fue en verdad bastante loco —la caza duró dos noches y días seguidos. Los monstruos no dejaron de perseguir hasta que William saltó desde un alto acantilado hacia otro que estaba a unos cientos de metros de distancia.
Había un río fluyendo en lo profundo, y los monstruos no pudieron imitar lo que él acababa de hacer. Tenían que tomar una ruta más larga, bajando por el alto acantilado y encontrando una manera de cruzar el río hacia el otro lado.
Esto tomó largas horas, durante las cuales William continuó huyendo con Angélica hasta que estuvieron a una distancia lejana y segura de sus perseguidores.
—Pero se veían bastante raros... Los monstruos no actúan tan tercamente sin una razón... —ella le dio a William una mirada llena de duda y pregunta, sin embargo, este último actuó inocente, como si no supiera nada sobre esto.