—Eso estaría bien, pero... —Rick sacudió la cabeza—. Incluso si mi maestro oscuro estuviera aquí, no sería capaz de controlar a estos monstruos.
—Pensé que los maestros oscuros podían controlar a los monstruos —Richard miró con duda hacia Rick, y este último sonrió amargamente.
—Es cierto, pero bajo ciertas condiciones. Estos monstruos son mucho más fuertes que cualquiera de nosotros. Así que no escucharán nada de lo que digamos. Es mejor olvidar la idea de reclamar la ciudad después de esto.
—¡Tsk! Quería volver a poner mis manos sobre el área del portal en esa ciudad subterránea...
—No te preocupes, tenemos el resto del mundo abierto para nosotros —Rick rió—, y además de eso, sé que ese bastardo no caerá allí. Se retirará, perderá todo lo que ha construido hasta ahora y después vendrá en busca de venganza con mi maestro.
—Quiero estar ahí —dijo Richard con pura enemistad y odio—. Quiero ver a ese maldito joven aplastado, capturado, torturado, antes de que muera.
