En el momento en que lo hizo, el arma frente a él que parecía muerta y sin brillo se encendió con un peligroso destello plateado de luz. Cuando se activó, rugió de una manera que hacía que el rugido del zorro de William palideciera en comparación.
Los leopardos alrededor se quedaron rígidos en sus lugares, dudando frente al nuevo behemoth que apareció aquí. William distinguió algo parecido a un toro, con cuernos, seis patas y una cola muy gruesa que era como un grupo de lanzas apiladas juntas.
El arma que William creó era una forma de monstruo hecha por humanos, una que seguiría la voluntad del maestro al pie de la letra, una que era bastante aterradora y formidable.
Tenía una gran fisionomía, inmensa fuerza, formidables defensas y, además, podía controlar los mismos elementos espirituales y usar las mismas técnicas del maestro.
Tenía tres pares de patas gruesas, parecían pilares o algo así. Tenía tres colas que parecían látigos hechos de acero, no de carne.