—¿Tú? ¿Sabes que hay muchos maestros cumbre tras de mí, cierto?
—Solo confía en mí —William sabía que su arma no sería lo suficientemente aterradora como para matar a esos maestros formidables. Pero sería al menos lo suficientemente fuerte como para defenderse de ellos y ganar tiempo.
El tiempo era su mayor enemigo en este momento. Si lograba comprarse suficiente tiempo, entonces las fuerzas dispersas por toda la ciudad se reunirían y la protegerían. Sin embargo, debía sobrevivir al menos por un día o algo así.
Dado que los enemigos habían llegado a tal extremo, William estaba seguro de que tomaron en cuenta las fuerzas dispersas de Lara. Ni siquiera mencionó convocar a alguna de ellas.
William no estaba tan preocupado por ella. Sabía que alguien nacido y criado en esta ciudad no tendría problemas para mantenerse con vida.