—¿Qué? ¿No lo encontraste? —preguntó Guillermo con duda, e Ibra sonrió amargamente.
—El lugar en el interior es grandioso, pero por alguna razón una de las arenas está sellada.
—¿Sellada? ¿Quieres decir que impidieron que tus sentidos entraran?
—Pude entrar, pero no puedo ver nada en detalle —suspiró Ibra—, necesitamos entrar en esa arena primero, revisar todo desde dentro.
—Hmm… Entonces es genial que ya estuviéramos en una fila —Guillermo no quería perder tiempo aquí. Además, él también quería entrar para ver a sus hipotéticos miembros del equipo a los que nunca había conocido antes.
Estaba seguro de que Smith estaba adentro. Y cuando escuchó lo que Ibra dijo, entendió la razón por la que este último no había respondido. Los organizadores y propietarios de esta arena eran astutos y se aseguraron de sellar los sentidos espirituales de los maestros espirituales de alto grado. Así, nadie podría saber qué estaba sucediendo dentro hasta que lo presenciara por sí mismo.