—Claro, traje a mis dos buenos amigos, Landy y Andy, para conocerlos —dijo él.
—¿Hermanos? —murmuró William, pero Landy se burló mientras lo corregía.
—¡Un esposo y una esposa!
—Entonces preparen un contrato igual al que hay entre nosotros dos —William hizo una pausa, moviendo sus ojos sobre el esposo y la esposa—, uno que involucre su tienda.
—¿Quién dijo que íbamos a trabajar contigo? —Landy siguió actuando de manera agresiva, pero William ya había visto a través de su pequeño juego aquí.
Uno se mantuvo en silencio, observando y analizando, mientras que el otro continuaba provocando y burlándose. —Si no quieren firmar, son libres de irse. Odio perder mi tiempo más que nada...
William no se detuvo ahí, se volvió hacia Alfred mientras agregaba, —y aún tienes la obligación de traerme a otros dueños de tiendas artesanas para firmar el acuerdo.
