```
—Incluso aquellos que amenazaron con irse, terminaron deteniéndose en su camino. Y no se les podía culpar, incluso en este fuerte, tal cantidad de cristales espirituales era considerada una riqueza decente para muchos.
—Los ojos de los que estaban alrededor pasaron de burlarse de William a encenderse en pura codicia. William se dio cuenta de esto y su sonrisa se convirtió en una sonrisa maliciosa, mientras comenzaba a guardar lentamente sus cristales espirituales, a un ritmo más lento de cómo los sacó en primer lugar.
—¡Santo cielo! —exclamó alguien.
—¿D... Diez millones de cristales espirituales como apuesta? —preguntó otro incrédulo.
—¿Para qué exactamente?
—¡Sí, dinos las condiciones!
—¡Cuéntanos todo!
—¡Quiero participar, sin importar qué, quiero participar!
—Mientras William se tomaba su tiempo para guardar los cristales, muchos comenzaron a exclamar con sorpresa y emoción. Y pronto, el lugar entero estalló, se convirtió literalmente en un circo.