Por supuesto, esa no era la única razón detrás de esto. William podía controlar su arremetida. Podía hacer un solo salto y enfrentarse al menos a tres enemigos al mismo tiempo, si no a más si gastaba un poco más de su poder de espíritu para lidiar con más enemigos alrededor.
Incluso cuando más monstruos inundaban este lugar desde el bosque alrededor, William podía mantener el ritmo. Por un segundo ahí, William perdió la sensación de lo que estaba haciendo y de lo que sucedía a su alrededor y se sumergió profundamente en un sentimiento melancólico.
—Este poder... Esta fuerza... La sensación de ser como un dios luchando contra mortales... Realmente extraño tal sensación... —Era la misma vieja sensación que tenía cuando luchaba en el pasado, en el cénit de su poder en su vida anterior.
Y gracias a sumergirse profundamente en esta sensación, siguió atacando sin cesar durante cinco minutos más seguidos.