—No has respondido a mi tercera pregunta, Aravelle de los Dragones —señaló Astaroth.
—Oh, por favor, Aravelle está bien. No hace falta que añadas mi título al final. Se volverá tedioso muy rápido, te lo aseguro.
Astaroth hizo un clic con la lengua.
—Está bien, Aravelle. Pero responde a la pregunta, por favor. ¿Por qué estás aquí? Dudo que alguien de tu... prestigio anduviese por aquí en un reino incipiente, sin motivo alguno —dijo.
Aravelle sonrió una vez más.
—Buena deducción. En efecto, hay un motivo. La razón es que golpeaste a uno de mis magos. Al menos, esa es la razón oficial. Digamos que este fue un buen momento y una historia de cobertura para explicar por qué necesitaba volver a esta torre —respondió.