Alexander despertó sintiéndose mareado, con la cabeza palpitando rítmicamente al son de su corazón. Abrió lentamente los ojos, esperando completa oscuridad, pero en cambio fue recibido por la vista de luces de neón.
El pitido de un monitor cardíaco, estable a su lado, captó su atención.
Al girar la cabeza, vio el monitor, junto con tubos que salían de su brazo hacia una bolsa de suero IV. Entendió que estaba en un hospital.
Pero cuando intentó moverse, un dolor agudo atravesó todo su cuerpo, haciéndolo gemir fuerte. Fue entonces cuando la voz de Kary a su lado habló.
—¡Estás despierto! Los médicos no sabían cuándo despertarías —dijo Kary.
—¿En qué hospital estamos? ¿Y cómo llegamos hasta aquí? —preguntó Alex, confundido.
Lo último que recordaba era que corría hacia la reina rata, a la velocidad de 'a la mierda', y luego todo se volvió negro.
David, al otro lado de la cama, fue quien respondió.