Mientras la pareja avanzaba lentamente hacia la sala del trono, pasaron por muchas personas ocupadas en sus asuntos, que se detuvieron en seco para inclinarse y saludarlos. Fénix ya se había acostumbrado a esto y respondía educadamente con una inclinación de cabeza y una sonrisa.
Pero Astaroth no estaba seguro de cómo reaccionar ante toda esa atención. No sabía si debía devolver los saludos, o simplemente asentir, como Fénix, así que terminaba mirando a todos de manera extraña.
—Simplemente asiente y sonríe, gran tonto —Fénix le susurró.
—¡No sé lo que estoy haciendo! —respondió él en tono apagado.
*¡Pfft!*
Fénix contuvo a duras penas una carcajada y le susurró de vuelta a Astaroth, "Me di cuenta. Solo haz como yo".
Él asintió con la cabeza mientras murmuraba algo en su contra por burlarse de él.