Por todo Nuevo Edén, comenzaron a suceder eventos que presagiaban un acontecimiento venidero que cambiaría el mapa del mundo. Pequeñas fisuras aparecían en el tejido de la realidad en muchos lugares.
Algunas áreas remotas y reclusas, otras más pobladas. Estas fisuras tenían algo en común.
Todas ellas expulsaban la misma miasma roja que se enroscaba y arrastraba por el suelo, buscando algo a lo que adherirse. Este día llegaría a ser conocido como el Día de la Fragmentación.
Pero por ahora, toda la atención de los jugadores en Nuevo Edén estaba puesta en otro evento totalmente distinto. Todos estaban absortos en la poca transmisión que aún emitía el asedio a la base de Paragon.
Nunca en la historia de los videojuegos, los diez gremios más grandes en cualquier juego habían trabajado juntos para algo. Y sin embargo, aquí estaban, los diez cooperando para derribar una única base perteneciente a un solo gremio.