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Después de desmayarse, Astaroth tuvo el sueño más extraño que jamás había tenido. Flotando entre las estrellas, observando a una mujer alta caminando junto a un león en la órbita de un sol azul.
Desde allí, su mente se trasladó a un espejo transparente. Asomándose en él, vio el Bastión, desde muy alto.
Innumerables personas rodeaban la base de tantas razas que era como si estuviera observando la reunión de todas las razas en Nuevo Edén.
El Bastión estaba bajo asedio, con gente intentando abrirse paso por la puerta después de rodear un ejército de no muertos que se contaba por miles. Los Jugadores intentaban perforar las paredes, otros trataban de volar sobre ellas, y algunos incluso intentaban cavar túneles por debajo de ellas.
Pero cuando intentaban infiltrarse en la base, algo siempre los mataba antes de que tuvieran éxito. La mente de Astaroth saltó a otra escena.