Con esta pelea terminada, Fénix fue transportada fuera de la arena, pronto para ser reemplazada por los próximos dos jugadores. El suelo de la arena también fue reparado mágicamente, como si nada hubiera sucedido unos segundos antes.
Fénix se sentó de nuevo junto a Astaroth, donde había estado previamente. Se volvió para mirarlo.
Él estaba sonriéndole como un amigo orgulloso. Su corazón casi revoloteó por un segundo, antes de que estabilizara sus emociones.
—Es medio lindo con esa sonrisa —pensó, antes de aclarar su garganta.
—Ejem... Entonces... ¿Pareces estar en un mejor estado mental ahora? ¿Disfrutaste del espectáculo? —le preguntó ella, cuidando de no mirarlo directamente a los ojos.
—Sí. Eso fue un control del fuego muy bueno el que mostraste allí. ¿Te vino bien ese mana extra? —dijo Astaroth, bromeándola.