—Tengo que admitir que si yo hubiera estado en el extremo receptor de ese ataque, seguramente hubiera perecido antes incluso de poder reaccionar —confesó Nysora, luchando por contener su asombro.
Como la criada de batalla con la mayor agilidad y velocidad entre ellas, ella conocía bien las limitaciones de sus propias habilidades. La velocidad del monstruo superaba con creces todo lo que había experimentado, dejándola con la impresión de que no tenía oportunidad alguna de defenderse.
No obstante, no se trataba solo de la velocidad; el aspecto más notable eran los reflejos requeridos para responder a movimientos que eran increíblemente rápidos. Nysora había entrenado durante años en las técnicas de la familia Demugen dentro de la formación de entrenamiento, perfeccionando su coordinación mano-ojo y concentración para esquivar ataques incluso con una desventaja de velocidad.