Mientras Tika lideraba el camino, con Raydon siguiéndola en silencio, finalmente llegaron a un área espaciosa donde el corredor se ensanchaba. Tika caminó hasta el final del corredor, donde había una gran puerta de madera, y dio un ligero golpe antes de dar un paso atrás y asumir una posición de espera.
—Adelante.
Una voz quedada y contenida se pudo escuchar del otro lado de la puerta. La resonancia de la voz era intrigantemente baja, sin embargo, continuaba retumbando en las mentes de ambos como el distante estruendo de un trueno.
Tika empujó la puerta con cuidado y le indicó a Raydon que entrara. Justo cuando estaba a punto de cerrar la puerta desde fuera, escuchó la misma voz nuevamente.
—Tika, quédate y acompaña a tu joven amo.