—Ay, todavía duele —Raydon se encogió al examinar la cicatriz apenas visible que quedaba en su pecho por la flecha que se había hecho añicos al impactar.
—Ya lo había visto antes, pero tu defensa todavía me asombra —dijo Fehim—.
Antes, había usado toda su fuerza para atacar a Raydon sin usar su habilidad de ataque en hélice, pero solo había logrado dejar un solo corte. Ahora, incluso si atacaba con un combo con la habilidad de Hélice, no creía que pudiera infligir otra cosa que una herida un poco grande de solo un corte.
—Solo asegúrate de sostenerme en su lugar, este ataque realmente puede hacerme volar —dijo Raydon con desánimo—.
Ser un escudo humano para un zombi era suficientemente embarazoso, pero saber que volaría como una pelota con un ataque de flecha porque no tenía nada más que resistencia lo avergonzaba aún más.
—No te preocupes —respondió Fehim.
