No había nadie que pudiera creerlo.
A pesar de su persistente racha de derrotas que se extendía por varios miles de años, Apep no era una simple criatura fácil de vencer.
Era una manifestación del caos primordial y como tal, era uno de los monstruos más temibles que jamás haya respirado.
La habilidad de Ra para derrotarlo constantemente, noche tras noche, era una de las hazañas que mantenían al panteón egipcio a la cabeza del grupo.
La actuación de Apofis fue ciertamente... impactante.
Pero no hubo nadie en quien dejara una impresión más grande que en los padres del joven hombre.
Y la batalla aún estaba lejos de terminar.
Aunque Apofis había derramado la primera sangre en esta lucha, Apep se negaba a ser silenciado tranquilamente.
Su horrendo siseo de agonía era tan fuerte que casi dejó sordo a Apofisand y lo hizo retroceder.
Usando la base de su cola, Apep arrancó la temida hoja de su ojo y salió un horroroso derrame de sangre oscura.