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Una vez que Mira se vistió con la nueva ropa que Valerie le había hecho, siguió a sus padres hasta una de las habitaciones al final del pasillo.
Mientras caminaba, continuaba flexionando sus puños con cada paso que daba por el corredor.
Todavía no podía creer que este día finalmente había llegado. Ahora era una deidad.
Una auténtica deidad titán que manejaba el poder del Frío, la Gula, la Ira y, lo más sorprendente, de la Luna.
¡Esto era emocionante!
¡No podía esperar para contárselo a todos en su unidad, a su tía Kanami, a sus abuelos, a la vieja pareja de su panadería favorita, al anciano que administra un mercado, a sus mascotas, al dueño de su zoológico de mascotas favorito…!
Tenía mucha gente a la que contarle esto.
Pero lo más importante, ¡tenía que decírselo a sus hermanos!
¡Y iba a empezar con ese insoportable hermano menor suyo!
Mira se adelantó a sus padres para poder ser la primera en abrir la puerta del dormitorio de su hermano.