—¡Chicas! ¿Están bien? ¡Sentí que sus corazones se detenían!
Cuando Ayaana de repente escuchó la voz de Bekka en su cabeza, dejaron temporalmente de enfocarse en el gran recién llegado que acababa de arribar al inframundo.
—Estamos bien, no necesitan preocuparse por nosotras. Simplemente no logramos cerrar el lugar a tiempo y alguna gran perra consiguió pasar. Pero no es para tanto —desestimaron.
—¿R-Realmente? ¿Estás segura de que no necesitas mi ayuda? Puedo ir hacia ustedes ahora mismo si...
—Bekka, estamos bien. Por favor, quédate con nuestro esposo y quedar embarazada.
—¡N-No lo digas de esa manera!
Ayaana rió para sí misma de manera más bien linda y sorprendió a todos los que estaban cerca.
Especialmente a la Señora Titán.
—¿Te atreves a encontrar humor en la presencia de uno de los doce maestros del universo? Por tu descortesía, yo personalmente...
Ayaana se movió como un borrón para aparecer frente a su no deseada adversaria.