—¿Eh? Ah, esperen, chicos —Abadón dejó todo lo que estaba haciendo y encontró un lugar para sentarse.
Los auriculares que ya estaban conectados a su teléfono se dirigieron a sus oídos y se apresuró a contestar la llamada.
Allí, vio una carita muy adorable acurrucada en la cama y con aspecto de estar medio dormida.
Incluso tenía un pequeño gorro en la cabeza.
—Contestaste... —Courtney se frotó los ojos somnolienta.
—Claro que sí, cariño. Te dije que contestaría sin importar qué, ¿no es así? No me digas que pensaste que tu viejo era un mentiroso.
—No, pero Mami y Madrastra dijeron que podrías estar muy ocupado...
—Nunca estaré demasiado ocupado para ti o tus hermanos. Tendré que regañar a tus madres cuando llegue a casa por contarte esa mentira —Abadón le sonrió tristemente.
Courtney miró somnolienta hacia un lado antes de volver su mirada a su tableta.
—Hicieron ruidos extraños y salieron de la habitación.