Abadón esperaba que las chicas tuvieran alguna pregunta para él, o quizás incluso estuvieran consumidas por los celos.
En cambio, lo tomaron completamente por sorpresa y lo abrazaron sin previo aviso.
—...Nunca me quejaré de tu toque, pero debo confesar que me estás tomando un poco por sorpresa.
Ayaana continuó frotando su rostro contra el pecho desnudo de Abadón como un gato mientras lo apretaba fuertemente.
—Ha pasado más de un mes desde que te hemos visto de pie, ¿sabes? Todo lo demás es secundario a ese hecho ahora mismo, querido.
Abadón sonrió mientras rodeaba con sus brazos a las chicas tiernamente y las atraía aún más cerca.
Aunque estaba dormido, sin duda también las extrañaba.
Su tierno e inocente momento se vio abruptamente interrumpido cuando las chicas desataron las cuerdas de su bañador negro y deslizaron su mano por dentro.
—…Cariño.
—¡S-Solo queremos sostenerlo! —dijo Ayaana a la defensiva.