Una vez que el trío casado finalmente parecía estar listo, Nyx comenzó a hacer algunos estiramientos por su cuenta.
Ella miró a los tres y vio que sus manos seguían vacías, lo que la hizo inclinar la cabeza un poco.
—¿Sin armas...? Espero que no estén planeando tratar conmigo con delicadeza.
Abadón escuchó cómo los dientes de Seras comenzaron a rechinar y no pudo evitar soltar una carcajada.
Al igual que su difunto mentor Satán, Abadón estaba en un nivel en el que era igual de peligroso con un arma como sin ella.
Su decisión de no agarrar un arma tenía menos que ver con 'tratar con delicadeza' a Nyx y más con sentir su poder con su propio cuerpo.
La razón por la que Seras y Lisa decidieron no usarlas era porque esto se suponía que fuera un pequeño combate lindo y amistoso.
—Nyx... ¿No crees que nos estás subestimando demasiado? —preguntó Seras a través de una sonrisa forzada.
—¡Solo porque se ven tan lindos cuando están frustrados!