Mientras Nyx giraba por el vestíbulo llena de asombro, de repente escuchó el sonido de pasos que venían de uno de los pasillos.
Lisa apareció en la parte superior de la escalera, con aspecto de haberse despertado hace poco.
Su cabello castaño oscuro estaba atado de manera desordenada sobre su cabeza, y la única tela que cubría su cuerpo era la de un amplio suéter que colgaba de su cuerpo suelto y le llegaba hasta los muslos.
—¿Nyx? Te envié un mensaje hace un momento, ¿cómo llegaste tan rápido, o cómo encontraste nuestra casa? —La diosa apareció justo al lado de Lisa y envolvió su curvilíneo cuerpo dorado en un abrazo.
Dado que Lisa ahora medía más de 6 pies de altura, parecía un poco como una estudiante de secundaria abrazando a su amor platónico de la preparatoria.
—Mi querida Lisa, ¿no recuerdas quién soy? No eres la única con amigos en los altos lugares.
—...Molestaste a los creadores hasta que te dijeron donde vivíamos, ¿verdad? —¡Desde luego que lo hice!"