Abadón estaba observando actualmente una competencia bastante absurda.
Esta historia debería comenzar diciendo que Abadón aún no había elegido a su mejor hombre.
Y con eso en mente, entre algunos de los presentes estalló una competencia para determinar quién era el único apto para desempeñar el rol.
Asmodeo, Kanami, Thea y Apofis estaban en medio de una acaloradísima competencia de bebida; determinados a cumplir el rol de mejor hombre de Abadón.
Todo el bar estaba reunido alrededor de su mesa, llenando el aire con vítores y burlas mientras observaban a los miembros más influyentes de su sociedad autoinfligirse una intoxicación alcohólica.
—¡Bebe, bebe, bebe!
—¡Vamos princesa!
—¡Nunca he visto a la señorita Kanami beber tanto!
—¡Nadie me creerá cuando cuente esta historia más tarde!
La primera en dejar caer su enormemente grande barril fue nada menos que la primera princesa, cuyas suaves mejillas color caramelo habían comenzado a enrojecerse por la intoxicación.